miércoles, 14 de marzo de 2012

LAS COMPETENCIAS DE TODO ORIENTADOR.


El otro día en clase hablamos sobre un tema muy interesante y que quizás nunca nos habíamos planteado si no que simplemente eran cosas que dábamos por hecho. Pensamos y buscamos cual debían ser las competencias de un orientador.

Nos dividimos en grupos y realizamos una lluvia de ideas final entre todos, y  sorprendentemente, dijimos una grandísima cantidad de competencias (no las escribo aquí todas ya que pasaríais un buen rato leyendo…).

A medida que íbamos hablando sobre todas aquellas competencias, a mi cabeza llegaban ideas sobre si para ser un buen orientador debía tener todas,  me miré a mi misma y me asusté. Finalmente terminé contándolas, ¡veintisiete competencias!, y eso sin contar que algunas se subdividen…

En ese momento te das cuenta de lo difícil que es ser un buen profesional y de lo mucho que debes trabajar para conseguirlo. También es cierto que algunas de estas competencias las podré adquirir con la experiencia ya que como dicen por ahí “No es lo mismo contarlo que vivirlo” y algunas otras creo que ya las tengo por mi forma de ser, como por ejemplo:

Creatividad e innovación, ya que me gusta darles diferentes enfoques a las cosas y crear otras nuevas que puedan resultar útiles y llamativas para los demás.

Habilidades sociales,  sobre todo  la empatía,  comunicación efectiva y saber escuchar,  ya que creo, y en muchas ocasiones me lo ha comentado la gente,  son mis virtudes innatas que desde pequeña me han hecho conectar con la gente.

Trabajar en equipo,  ya que es algo que han fomentado en mí, y tras mi formación adquirida, me gusta trabajar así porque me parece más interesante,  enriquecedora y además siempre aprendes algo nuevo del resto.

Motivación, porque cuando veo a alguien decaído o que intenta conseguir algo, trato de animarle a ello aunque yo no me encuentre emocionalmente bien.

Después de pensarlo,  en el futuro podríamos decir que es posible que tuviera muchas de las competencias de las que hablamos en clase pero ¿Conseguiré seguir con la misma motivación que me haga ser una buena profesional dentro de veinte años? Seguramente la mayoría de nosotros responderíamos “ Claro, para eso estoy estudiando, es el trabajo de mi vida y me gusta” pero me resulta tan fácil pensar que nos caeremos tantas veces por el camino antes de llegar a ser buenos profesionales, que puede ser que cada vez nos cueste mas levantarnos… Me parece que es algo que nos exige estar continuamente formándonos y además creo que exige mucho al profesional ya que es muy difícil cumplirlas todas.

Finalmente lo único que quiero añadir, es que espero que cada uno de nosotros encuentre cada día algo que les haga sonreír, recordar porque quisieron trabajar en esto y mejorar cada día un poco más. ¡Qué nunca nos falten las ganas de levantarnos!

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