viernes, 13 de abril de 2012

ASÍ ES LA VIDA...

Hoy para mí, ha sido un día especial. Al principio del día, pensaba que sería como otro de mis rutinarios días, en los que me levanto muy temprano y me acuesto demasiado tarde, muerta de sueño y deseando que llegue el viernes para poder dormir un par de horas más. Pero estaba equivocada, cerca de las diez de la mañana, he recibido un mail de mi prima que me ha hecho sonreír durante todo el día. Gracias a él, he pensado en la importancia que tienen esos monótonos días. He pensado en la poca importancia que le damos a esas pequeñas cosas, como tomar un café con un compañero, saludar a tu vecino… y en lo rápido que estas pueden cambiar. Me he dado cuenta de lo grande que es vivir situaciones difíciles, complicadas… para saber apreciar aún más, los momentos tontos y felices, en los que muchas veces pensamos que perdemos el tiempo y que no nos llevan a ninguna parte.
Imagina que todos los días al llegar a tu casa, le das un beso, le dedicas una sonrisa a tu abuela y charlas un rato con ella…claro que el problema surge cuando ella, ya ni si quiera puede acordarse de ti y todos los días te pregunta que quien eres. Muchas veces, puedes pensar, ¡Vaya! Otro día mas, que pierdo los diez minutos que tengo para el café, antes de ir al trabajo… Pero y si un día, al llegar a casa ella no estuviera, no pudieras darle el beso, dedicarle esa sonrisa, escuchar ese ¿Quién eres?... crees que pensarías ¿Qué has perdido el tiempo? O que ¿Quizás aprendiste de ella hasta el último momento? Es mi ejemplo personal de cada día y os aseguro que si fuésemos capaces de mirar el mundo con estos ojos, nos daríamos cuenta de la importancia que tiene ese gesto, esa mirada tonta que hacemos cada día. Si, es duro levantarse de la cama, pero ¡Qué suerte tenemos de hacerlo!
También he pensado que, las personas que nos rodean son piezas que complementan nuestro gran puzle para ser realmente felices y que, por suerte o por desgracia van cambiando a lo largo de nuestra vida. A veces, nos damos cuenta de que, estas piezas no encajan realmente con las nuestras y tras muchos intentos de que lo hagan, terminan desapareciendo. Esto nos hace sentir tristes y pensar que no mucha gente merece la pena, pero mi recomendación es que os pongáis delante de vuestro puzle, y veáis a todas esas piezas que llevan mucho tiempo en vuestro puzle, son piezas que os han ayudado a reconstruir vuestro puzle miles de veces, muchas veces os habéis desencajado (no siempre queríais crear el mismo paisaje…) habéis compartido momentos buenos y menos buenos y a pesar de ello, seguís encajando perfectamente juntos.
Mirar también aquellas piezas nuevas, que no llevan mucho tiempo con vosotros, piezas acerca las que os asaltan dudas porque os puedan hacer daño (como ya os paso con otras piezas), pero que también os pueden aportar amistad, alegría, compañía… Veréis que dentro de vosotros surge una ilusión grande por querer que ellas encajen en vuestro puzle y tú también en el suyo…
Os dejo aquí el mail que me enviaron y deseo de todo corazón que al leerlo viváis intensamente ese día (si es que no puede ser toda la vida…). También quiero aprovechar, para dedicarle esta entrada a mi abuela por preguntarme cada día que quien soy y a mi prima Sonia por ayudarme a reconstruir mi puzle, muchas veces sin ni siquiera, ella saberlo.

ASÍ ES LA VIDA
 (Ana-Luisa Ramírez, Carmen Ramírez)
 En la vida, hay veces que deseamos cosas... y las conseguimos.
 Pero también hay veces que, por mas que persigamos algo con todas nuestras fuerzas o incluso lo necesitemos muchísimo, no hay forma de conseguirlo.
 A veces deseamos darnos un fabuloso baño jugando con el agua bajo el sol del verano y... ¡lo conseguimos!
 Pero otras veces -precisamente cuando más nos gustaría hacerlo-, pillamos un molesto resfriado que nos obliga a cambiar de planes. Así es la vida.
 A veces, deseamos que nos hagan el regalo que más ilusión nos hace y... ¡lo conseguimos!
 Pero otras veces, cuando más convencidos estamos de que lo que vamos a recibir, nos regalan justo lo que menos nos podía ilusionar, o ni siquiera eso: nada. Así es la vida.
 A veces deseamos ser la mar de guapos, de listos, de divertidos y agradables con la gente y... ¡lo conseguimos!
 Pero otras veces tenemos el día tonto y nos sentimos torpes, horribles, estamos de mal humor, nos ponemos desagradables o metemos la pata. Así es la vida.
 A veces deseamos que alguien nos quiera mucho mucho, que nos cuide, que nos mime y... ¡lo conseguimos!
 Pero otras veces, precisamente cuando más estamos necesitándolo, no aparece nadie y nos sentimos muy muy solos. Así es la vida.
 A veces deseamos ver recompensado ese gran esfuerzo que hemos hecho y... ¡lo conseguimos!
 Pero otras veces, en el último momento de nuestro largo esfuerzo, ocurre algo inesperado y ya nada sale como queríamos. Así es la vida.
 A veces desearíamos que lo más agradable y hermoso que nos está ocurriendo, no se terminara jamás. Pero todo -lo mejor, lo peor y lo regular-, un día se acaba y las cosas cambian. Así es la vida.
 Siempre deseamos que las personas a las que queremos no desaparezcan nunca.
 Pero siempre ocurre que, tarde o temprano, todos dejamos esta vida. Algunos desaparecen cuando ya son muy viejitos, otros cuando aún son jóvenes e incluso otros, cuando todavía son niños. Así es la vida. (Y la muerte).
 Pero si un molesto resfriado no te permite el baño, quizá sea el momento de descubrir lo bien que sabes pintar.
 Y si te han hecho el regalo más espantoso e inútil del mundo, quizá consigas poner a prueba tu ingenio y convertir en útiles los trastos más inservibles.
 Y si un día te sientes torpe, horrible, de mal humor, desagradable y metepatas, quizá estés en la situación ideal para quedarte un ratito a solas y aprender a hablar contigo.
 Y si, cuando más estás necesitando los mimos y cuidados de esa persona, resulta que no aparece, quizá puedas escribirle la mejor carta de tu vida.
 Y si después de un enorme esfuerzo ocurre lo inesperado; si aquello tan agradable y hermoso sale mal o se termina y todo cambia, quizá en el cambio te encuentres con cosas nuevas, diferentes, pero igualmente agradables, hermosas y además por estrenar.
 Y si te ocurre que una persona a la que quieres muere, quizá necesites llorar, sentir dolor, tristeza y hasta una rabia feroz; pero después, tal vez encuentres el más amable lugar donde colocar a esa persona en tu memoria. Y, seguramente, desde ese lugar te acompañará siempre.
 Cuando aun poniendo nuestras mejores intenciones, las cosas no salen como deseamos, quizá tengamos que pegarle una patada de rabia, dolor o tristeza a la vida y dejarla como un puzle desmontado. Seguro que después encontramos otra forma de montarlo.
 Así es la vida y... ¡NO NOS LA PODEMOS PERDER!

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