Quiero presentaros un cuento
llamado “El cuento de las herramientas” el cual podéis encontrar en el libro
titulado “Cuentos que mi jefe nunca me conto” de Juan Mateo, espero que os
ayude a reflexionar un poquito y podáis aplicarlo a vuestra vida diaria.
En un
pequeño pueblo, existía una diminuta carpintería famosa por los muebles que
allí se fabricaban. Cierto día las herramientas decidieron reunirse en asamblea
para dirimir sus diferencias. Una vez estuvieron todas reunidas, el martillo,
en su calidad de presidente tomó la palabra.
-Queridos compañeros,
ya estamos constituidos en asamblea. ¿Cuál es el problema? -Tienes que dimitir-
exclamaron muchas voces.
-¿Cuál es
la razón? – inquirió el martillo. -¡Haces demasiado ruido!- se oyó al fondo de
la sala, al tiempo que las demás afirmaban con sus gestos. -Además -agregó otra
herramienta-, te pasas el día golpeando todo.
El martillo
se sintió triste y frustrado. _Está bien, me iré si eso es lo que queréis.
¿Quién se propone como presidente?
-Yo, se
autoproclamó el tornillo -De eso nada -gritaron varias herramientas-.Sólo
sirves si das muchas vueltas y eso nos retrasa todo.
-Seré yo
-exclamó la lija- -¡Jamás!-protesto la mayoría-. Eres muy áspera y siempre
tienes fricciones con los demás.
-¡Yo seré
el próximo presidente! -anuncio el metro. -De ninguna manera, te pasas el día
midiendo a los demás como si tus medidas fueran las únicas válidas – dijo una pequeña
herramienta.
En esa
discusión estaban enfrascados cuando entró el carpintero y se puso a trabajar.
Utilizó todas y cada una de las herramientas en el momento oportuno. Después de
unas horas de trabajo, los trozos de madera apilados en el suelo fueron
convertidos en un precioso mueble listo para entregar al cliente. El carpintero
se levantó, observo el mueble y sonrió al ver lo bien que había quedado. Se
quitó el delantal de trabajo y salió de la carpintería.
De
inmediato la Asamblea volvió a reunirse y el alicate tomo la palabra: “Queridos
compañeros, es evidente que todos tenemos defectos pero acabamos de ver que
nuestras cualidades hacen posible que se puedan hacer muebles tan maravillosos
como éste”. Las herramientas se miraron unas a otras sin decir nada y el
alicate continuo: “son nuestras cualidades y no nuestros defectos las que nos
hacen valiosas. El martillo es fuerte y eso nos hace unir muchas piezas. El
tornillo también une y da fuerza allí donde no actúa el martillo. La lija lima
aquello que es áspero y pule la superficie. El metro es preciso y exacto, nos
permite no equivocar las medidas que nos han encargado. Y así podría continuar
con cada una de vosotras.
Después de
aquellas palabras todas las herramientas se dieron cuenta que sólo el trabajo
en equipo les hacía realmente útiles y que debían de fijarse en las virtudes de
cada una para conseguir el éxito.
Personalmente el cuento me ha llamado mucho la
atención ya que habitualmente trabajamos en equipo y debemos lidiar con todos
los problemas que surgen. El ser humano necesita vivir en sociedad y gracias al
trabajo en grupo puede desarrollar muchas de las habilidades necesarias para
relacionarse con sus iguales.
Creo que
todos, en nuestros trabajos y
ocupaciones en mayor o menor medida trabajamos en equipo y en ocasiones no nos
damos cuenta de la importancia que esto tiene y todos aquellos aprendizajes tan
estupendos que conseguimos gracias a ello. Sé que trabajar en equipo es difícil
y en ocasiones nos lleva a tener algunos quebraderos de cabeza, pero es de esta
manera como aprendemos y somos más eficientes y mucho más fuertes. Está claro que no son
todo son ventajas pero el fruto que recogemos una vez que hemos llevado a cabo
un buen trabajo en equipo merece todas esas dificultades por las que pasamos
(que siendo sinceros creo que al final son positivas porque te ayudan a mejorar
y a conocerte a ti mismo mejor). Para mí, lo más importante a la hora de
trabajar en grupo es comprender que cada componente puede aportar algo que
ayuda al grupo para prosperar, tan solo debemos ser capaces de escuchar
activamente al resto de los componentes y ver cómo se pueden complementar las
ideas y habilidades de todas las personas ya que de esta manera será más
sencillo alcanzar el objetivo común del grupo.
También este cuento me ha hecho reflexionar sobre
la importancia de valorar a los demás y ver en ellos que los aspectos positivos
que tienen son mayores que sus defectos. Debemos centrarnos en aquellas
potencialidades que tiene cada persona ya que eso es, precisamente lo que las
hace especiales y diferentes del resto. Las relaciones con las personas que
nos rodean necesitan tolerancia, respeto, confianza,
apoyo mutuo y aceptación de los demás. Si miramos de esta manera a todas ellas,
podremos enriquecer nuestra persona enormemente aprendiendo un poco de cada uno
de ellos.
Os dejo algunas preguntas que os pueden ayudar a reflexionar sobre el cuento y sobre vosotros mismos:
- ¿Qué cualidades tengo? ¿Cuáles puedo aportar a un grupo?
- ¿Me identifico con alguna de las herramientas del cuento?
- ¿Soy capaz de ver aquellos aspectos positivos que otras personas aportan dentro del grupo de trabajo?