Queridos
viajeros, hoy quiero realizar la parada del viaje en este maravilloso video que
he visto. Es un cortometraje de Disney Pixar y en el podemos ver la importancia
de que los niños sean capaces de aprender por si mismos viviendo diferentes
experiencias.
Me ha parecido
muy interesante el video ya que creo que refleja una gran realidad que viven
los más pequeños. En general no se les deja experimentar porque existe un gran
temor a que estos puedan hacerse daño o que se equivoquen. Los niños aprenden
de los adultos mediante la observación pero en muchas ocasiones esto no es
suficiente para ellos y se plantean nuevos conflictos cognitivos que debemos
dejarles vivir. Es cierto que durante este proceso de aprendizaje puede que se
equivoquen pero esto también es beneficioso para ellos ya que, deben entender
que a lo largo de su vida no todo ocurrirá como ellos quieren y habrá cosas que
nos les saldrán pero deben comprender que no pasa nada. Aprender de los errores
es algo muy positivo ya que significa que lo intentaron y que buscarán una
manera nueva, que se adapte mejor a la situación para poder conseguir aquello
que quieren.
Si dejamos a los
niños que “vivan”, que “descubran” llevarán a cabo un aprendizaje significativo
que será muy beneficioso para ellos ya que a través de sus conocimientos
previos establecerán nuevas relaciones de aprendizaje, a las que podrán acceder
con mayor facilidad. Para poder llevar a cabo estos aprendizajes los niños
deben estar motivados y que mejor ocasión que aprovechar esos momentos en los
que los niños quieren vivir nuevas experiencias y conocer mejor que es lo que
les rodea para que este se lleva a cabo. Si los adultos que estamos a su
alrededor por miedo, impaciencia o simplemente por ayudarles no dejamos que
esto se produzcan una vez que crezcan será eso lo que esperarán de todas las
personas que les rodeen y no tendrán desarrolladas las habilidades que
necesitan para poder adaptarse y aprender de las diferentes situaciones,
contextos que vivan.
Por todo esto me
parece esencial “dejar hacer a los niños”, que decidan ellos como quieren hacer
las cosas, que sean capaces de encontrar por si mismos la respuesta a esos
pequeños interrogantes que poco a poco se van planteando. Si observamos con
detenimiento aquellos niños que nos rodean podremos ver como son pequeñas baúles,
que poco a poco se van llenando de conocimiento el cual, podrán usar a lo largo
de toda su vida (y no olvidemos que aquello que vivimos, que hacemos nosotros
mismos es mucho más fácil de aprender y recordar) y sorprendentemente una gran
fuente de aprendizaje para los adultos.
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